Luego de que el Banco Mundial ajustó su estimación de crecimiento de la economía mexicana este año a 0.2%, desde el 1.3% previsto en enero, el analista Carlos Ramírez Fuentes, socio de Integralia Consultores, advirtió que México se encuentra ante una “tormenta perfecta” provocada por factores tanto internos como externos que están debilitando sus perspectivas económicas.
“Definitivamente, el Banco Mundial viene a confirmar lo que hemos estado escuchando”, dijo Ramírez durante una entrevista en Aristegui en Vivo, al referirse a las constantes revisiones a la baja de organismos multilaterales, corredurías y bancos. “Todos han tenido que reducir su estimación de crecimiento para el 2025”.
“Esto no ocurrió de la nada”, explicó. “La llegada de Donald Trump y toda la situación de los aranceles han exacerbado una tendencia que ya se observa desde hace muchos meses: el descenso en la actividad económica”.
Sin embargo, Ramírez señaló que también existen causas internas que inciden en las perspectivas económicas: “Hay factores internos que están explicando estas revisiones a la baja. Y debo decir que también del año entrante. No solo estamos viendo revisiones a la baja de 2025, sino también muy marcadas del 2026”.
En ese sentido, consideró que el país atraviesa una “tormenta perfecta”, con factores domésticos como “la incertidumbre derivada del denominado Plan C, es decir, las reformas constitucionales, particularmente la reforma al Poder Judicial y la reforma a los órganos autónomos, que generaron y siguen generando incertidumbre respecto al rumbo futuro del país, y una parálisis de la inversión derivada de ello”.
Además, señaló que el gobierno de la presidenta Claudia Sheinbaum está enfrentando restricciones fiscales. “El Gobierno está teniendo que contraer el gasto, es decir, reducir su gasto luego de que en el 2024 el gobierno anterior decidiese incrementar, de manera —creo yo— irresponsable, el déficit fiscal a un nivel no visto en 35 años”.
Apuntó que esta combinación de ajuste fiscal con las presiones externas aumenta la incertidumbre económica. “Por si fuera poco, pues se nos vino encima Trump, los aranceles y la incertidumbre del futuro del Tratado de Libre Comercio”, advirtió.
Si bien descartó una ruptura inmediata del T-MEC, alertó sobre los riesgos: “No sabemos cómo va a llegar a la mesa Donald Trump —o, más bien, sí sabemos: va a llegar con una actitud muy nada amistosa, llamémosle así— y, por tanto, eso genera incertidumbre”.
Ramírez Fuentes destacó que el gobierno mexicano enfrentará grandes retos en medio de este escenario: “No la tiene fácil el Gobierno de la presidenta Sheinbaum. Ciertamente, en los factores externos está haciendo el mejor esfuerzo posible de tratar de contener los embates de Donald Trump, pero sabemos que estamos en una posición de vulnerabilidad y que no es sencillo”.
Respecto a la posición de acceso de México al mercado estadounidense, apuntó que “se han respetado los términos de los productos del T-MEC, y eso es importante”, pero también reconoció que “ahora se está tratando de reducir los aranceles al acero”, lo cual implica un proceso complejo de negociación para el que el gobierno de Sheinbaum debe prepararse.
En cuanto al ámbito interno, Ramírez habló sobre el llamado Plan México. “Es un plan interesante que puede ser, digamos, atractivo para el sector privado, pero debo decirte que todavía falta mucho: los cómos. ¿Cómo se va a aterrizar este plan?, ¿cuales son los proyectos en donde va a participar el sector privado?, ¿cuáles son las condiciones contractuales para que participe el sector privado?”.
A ese respecto, expresó su preocupación por la lentitud en la toma de decisiones del gobierno mexicano. “Veo mucha lentitud […] vamos muy lentos, y mientras tanto la economía está muy débil”, dijo.
“Hay que acelerar ahora sí que el despliegue de los proyectos del Plan México, que el sector privado sienta confianza nuevamente. No está fácil luego de la reforma al Poder Judicial, la elección del Poder Judicial y lo que se viene a partir del 1 de septiembre, pero ciertamente hay que creer; tenemos que hacer algo por parte del Gobierno para que la confianza se pueda recobrar, al menos en una proporción que permita más inversión privada”.