Fotos de armas y palabras amenazantes circulando en las redes sociales han dado motivo al arresto de docenas de estudiantes en Texas este año escolar.
Tan solo en septiembre, por lo menos 40 estudiantes fueron arrestados por amenazar a escuelas, revela un recuento de artículos de prensa, comunicados policiales y alertas de los distritos escolares.
Los jóvenes enfrentan cargos por una variedad de delitos, tales como amenaza terrorista, amenaza de uso de arma de fuego y generar falsa alarma.
El repunte de amenazas se produjo en las semanas posteriores a que un adolescente de 14 años acribilló a otros dos adolescentes y dos maestros en la escuela preparatoria Apalachee de Georgia.
“Lo que me preocupa es que estas amenazas van a desensibilizar a la gente”, dijo Shane Wallace, director de la Asociación de Oficiales de Recursos Escolares de Texas.
“Abundan todos los días. La que no reporten podría ser la buena”.
Muchas de las amenazas son consideradas no creíbles por las autoridades. En raros casos, jóvenes estudiantes tienen acceso a armas cuando hacen declaraciones alarmantes.
El 10 de septiembre, agentes del sheriff del condado de Bexar anunciaron el arresto de un niño de 12 años por presuntamente haber amenazado a otro niño con dispararle.
El menor también habría dicho que “dispararía a la escuela”.
Cuando los oficiales catearon un domicilio, decomisaron una pistola, municiones y blindaje corporal, según un comunicado de la Oficina del Sheriff del condado de Bexar.
El niño fue fichado con un cargo de amenaza terrorista.
Tan solo la percepción de peligro desata el terror y la ansiedad entre las familias y hace a la policía trabajar de más.
Distritos escolares de todo Texas han cancelado clases para que la policía investigue comentarios siniestros en las redes sociales o garabateados en las paredes de los baños.
Cuando una amenaza en internet se hace viral, algunos padres deciden no mandar a sus hijos a la escuela, se cancelan actividades en las escuelas y los recursos de la policía son extenuados.
En muchos de los incidentes revisados por The Dallas Morning News la policía determinó que la amenaza no era creíble o que era una broma.
Los detalles y resultados de esas docenas de casos podrían nunca salir a la luz pública porque los expedientes policiales de menores de edad son en su mayoría confidenciales.
The News tuvo un inusual acceso al caso legal de uno de esos niños, dando una idea de cómo son manejados esos casos y su impacto en los estudiantes.
La tendencia preocupa a algunos activistas por la justicia para menores.
Los dirigentes estatales de Texas deberían procurar que su respuesta al temor de tiroteos en las escuelas “no haga más grande la red para que los jóvenes caigan en el sistema de justicia sino que haga más grande la red de servicios de salud mental para ellos”, dijo Elizabeth Henneke, directora de Lone Star Justice Alliance.
Texas, como varios otros estados, ordena hacer “evaluaciones de conducta amenazante en las escuelas” cuando los directivos escolares se enteren de una conducta preocupante.
“En las escuelas hay muchos alumnos que se comportan de manera impulsiva o inmadura y expresan amenazas que no tienen intención de ejecutar. En ocasiones esas amenazas son triviales y ameritan orientación y corrección, pero no debemos sobrerreaccionar ni criminalizarlos”, dijo Dewey Cornell, psicólogo y profesor de psicología de University of Virginia que estudia la seguridad en las escuelas.
“La evaluación de conducta amenazante se formula sobre la idea de distinguir entre personas que presentan una seria amenaza y las que simplemente expresan una amenaza”, agregó.
‘Daño real’
El jefe de la policía del distrito escolar de Dallas Albert Martínez dijo en septiembre que sus oficiales estaban dedicando entre el 70% y 80% de su energía a atender las amenazas reportadas, por la gran cantidad de ellas.
A veces los adolescentes simplemente quieren salir temprano de la escuela o ver una reacción a lo que publican en las redes sociales, dijo Martínez.
El distrito pide a los padres hablar con sus hijos sobre la responsabilidad en el uso de las redes sociales.
Varios estudiantes arrestados por hacer amenazas son de secundaria.
En Kerrville, la policía recibió reportes de publicaciones en las redes sociales amenazando a la escuela secundaria Hal Peterson.
En su investigación, la policía dio con un alumno de 10 años que publicó una “falsa amenaza” con la intención de causar alarma o pánico.
En realidad no hubo una amenaza válida para la escuela, según la policía.
El niño fue acusado de amenaza terrorista.
“Las consecuencias legales para las personas que hacen amenazas, incluyendo los menores de edad, pueden ser severas y permanentes. Exhortamos a los padres a hablar con sus hijos sobre la gravedad de hacer amenazas o publicar información en las redes sociales que haga referencia a violencia contra nuestras escuelas”, publicó el Departamento de Policía de Kerrville en Facebook.
El 20 de septiembre el Hays CISD anunció que seis de sus alumnos fueron arrestados bajo cargos de amenazar a escuelas de ese distrito del área de Austin.
Cuatro de ellos tenían 11 años de edad.
Los menores enfrentan cargos como falsa alarma, amenaza terrorista y mentir a los investigadores, dijo el distrito en un comunicado.
“Es absurdo, porque estos niños se están echando encima problemas enormes al cometer actos criminales por ninguna otra razón que creer estar bromeando”, dijo Tim Savoy, vocero del Hays CISD.
“Nadie quiere ver a un joven acusado de un delito grave, pero ninguna amenaza a las escuelas va a dejar de ser investigada ni a quedar sin respuesta”.
El distrito escolar está pidiendo a los niños ser más responsables.
En las escuelas secundarias se pondrán carteles advirtiendo de “lamentar las amenazas” y explicando que una broma que puedan creer divertida o inofensiva puede llevarlos a ser arrestados y fichados.
“Si publicas o compartes una amenaza, será detectada más rápido de lo que imaginas”, advierte un cartel. “Las amenazas causan daños reales, miedo real y perjuicios reales”.