La difusión de una carta atribuida a Ismael “El Mayo” Zambada en la que asegura que fue “secuestrado” por Joaquín Guzmán López “El Chapito” y llevado a la fuerza a Estados Unidos es una muestra de que el fundador del Cártel de Sinaloa “ya empezó a negociar” con el gobierno de ese país, antes de que sea presentado en una Corte Federal, donde sería procesado por los delitos que se le imputan. Esto, con el fin de convertirse en un “testigo protegido” del gobierno estadounidense.
Así lo consideró el periodista Jesús Esquivel en Aristegui en Vivo, donde señaló que es típica la utilización de este tipo de estrategias -como la publicación de la carta- en la que salen a relucir nombres de políticos, gobernadores o militares “involucrados de alguna manera directa o indirecta con el Cártel de Sinaloa”, lo que ha suscitado reacciones del gobierno mexicano, “porque en el de Estados Unidos nadie ha dicho nada”.
Frente a ello, pidió “tomar con un grano de sal” lo que se ha dado a conocer, porque el camino judicial apenas se inicia en Estados Unidos y probablemente muchas cosas nunca se conozcan públicamente, en virtud del acuerdo al que llegue Zambada García con las autoridades estadounidenses, que ya lo están interrogando.
“Yo lo único que te digo es que todavía ayer por la tarde en un mensaje me reafirmaron que fue una entrega pactada”, aseguró.
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“Que no se conozca la verdad hasta que haya un proceso judicial le permite a cualquier acusado en Estados Unidos empezar a negociar. Y que bien que lo haga a través de los medios, pero aquí lo que hay que destacar es que si habla ‘El Mayo’, si habla el hijo de ‘El Chapo’ -que no es uno de los grandes- y si habla Genaro García Luna, esto de dar a conocer nombres de políticos, militares y todo tipo de personas embarradas con el narcotráfico va a ser una constante en Estados Unidos, y si se llega a filtrar esa información va a ser un escándalo”, puntualizó.
“Las negociaciones con testigos cooperantes y protegidos tienen que seguir un formato, está en las leyes de este país en materia judicial y entorpecerlas puede ser un delito federal, obstrucción de la justicia”.
Esquivel plantea que el gobierno estadounidense le miente “de manera descarada” al mexicano sobre las circunstancias en las que fue detenido “el capo de capos” el pasado 25 de julio.
En torno al deslinde del embajador estadounidense, Ken Salazar, sobre la participación de elementos de ese país en la operación, afirmó que “nunca” se reconocería si ese fuese el caso, pero hizo hincapié en que a unos cuantos kilómetros del aeropuerto de Santa Teresa, Texas, donde aterrizó el avión que transportó a Zambada, se encuentra el Centro de inteligencia de El Paso (EPIC), de la DEA, que cuenta con todos los sistemas de espionaje. “¿No se iban a enterar de ese avión que llegó extrañamente de México con una carga tan importante para conocer casos de corrupción?”.
Puso como ejemplo el secuestro y traslado a El Paso del médico Humberto Álvarez Machaín en 1990, a quien se vinculó con el caso del asesinato del agente de la DEA, Enrique ‘Kiki’ Camarena, aunque posteriormente fue absuelto y liberado.
“El agente Héctor Berrellez -encargado de la ‘Operación Leyenda’-, que fue el que contrató a la mujer y a las personas, al piloto, que se llevaron a Álvarez Machaín a El Paso, precisamente narró con detalle cómo lo organizó. ¿Por qué llegar a El Paso, Texas? Pues porque ahí está el centro de inteligencia, el famoso EPIC. Y además contó que para evitar implicaciones de injerencias y soberanía, el piloto que llevó a Álvarez llegó a la pista, lo tiró como bulto y despegó inmediatamente para regresarse a México”.
“Decir que llega cualquier aeronave a los Estados Unidos sin un plan de vuelo y especialmente a unos cuantos kilómetros del EPIC, eso sí suena a fantasía”, comentó.
Recordó que cuando dio a conocer en el entonces semanario Proceso -en 2009- que existía una investigación sobre el exsecretario de Seguridad Pública, Genaro García Luna, y su vinculación con el Cártel de Sinaloa, el gobierno estadounidense lo desmintió públicamente, a lo que la revista respondió: “Tenemos la grabación”.
“Y ahí acabó todo, ya nunca más dijo nada el Gobierno de Estados Unidos”, apuntó, al tiempo que citó la carta que envió a la publicación Anthony Plácido, quien era el jefe de operaciones de inteligencia de la agencia antidrogas estadounidense (DEA, por sus siglas en inglés).
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En la misiva, fechada el 15 de marzo de 2009, el gobierno estadounidense se dijo “consternado” por la publicación, a la que acusó de “sensacionalista” y de no tomar en cuenta el trabajo realizado por el gobierno del presidente Felipe Calderón para combatir el poderío y la impunidad de los narcos.
“Nunca he expresado preocupación sobre la integridad del secretario García Luna”, fue una de las frases de la carta de Plácido, quien al jubilarse llamó a Esquivel para invitarlo a comer y ofrecerle una disculpa por el desmentido.
“Me citó a almorzar en un restaurante de Washington y me pidió una disculpa por esa carta y me dijo: el Gobierno de Felipe Calderón nos pidió que se publicara”, relató.
“Y además lo que publiqué se corroboró”, enfatiza el periodista, para quien el gobierno estadounidense actúa con “hipocresía”.
En ese sentido, reafirma que en los procesos judiciales “nunca se hace público lo que se está cocinando tras bambalinas”, porque de lo contrario, no podría funcionar la figura de los testigos protegidos, como el caso de Vicente Zambada Niebla “El Vicentillo”, hijo de “El Mayo”.
Por lo tanto, en el caso de Ismael Zambada existe la posibilidad de que ni siquiera vaya a juicio y se presente solamente en algunas audiencias, antes de convertirse en testigo protegido.
Para apoyar esta hipótesis, se refirió a que en los ocho encausamientos contra “El Mayo” se excluye el tráfico de fentanilo.
“El viernes pasado hablé con las personas encargadas de relaciones públicas de la Corte Federal del Distrito Este en Brooklyn, Nueva York, a quienes por obvias razones ya conozco bastante bien por los juicios contra ‘El Chapo’ y Genaro García Luna. Y lo único que me dijeron es: hay que estar pendientes”, afirmó.
El periodista apuntó que en el mundo del narcotráfico las traiciones para obtener beneficios procesales se ven con normalidad.
Señaló que en el caso de Joaquín “El Chapo” Guzmán, las autoridades estadounidenses no le ofrecieron un trato porque buscaron “poner un ejemplo” de cómo castigan a los narcotraficantes en ese país, por lo que para la DEA fue un “cartucho quemado”.
“Yo insisto, hay que darle tiempo al tiempo. Y posiblemente nunca nos entremos qué pudo haber ocurrido en realidad”, comentó.
“Seguramente quienes sienten sombras o pasos en la azotea van a evitar viajar a los Estados Unidos. El caso de [Salvador] Cienfuegos sigue latente” y los fiscales del Departamento de Justicia “se quedaron con una espina muy clavada” en torno al procesamiento fallido del exsecretario de la Defensa Nacional de México.
“Varios de quienes integraron la investigación, que duró tanto tiempo, renunciaron al Departamento de Justicia en represalia por la negociación que hizo el Gobierno de México con el de Donald Trump para el regreso del general”.
“La jueza no dijo que era inocente de los cargos”, sino que el Departamento de Justicia tomó la determinación de retirarle los cargos y le pidió repatriarlo a México.