Este martes 16 de julio, las autoridades de Texas ejecutarían a Rubén Gutiérrez, un hombre de 47 años, mediante inyección letal. Gutiérrez ha estado en prisión desde 1998 por el asesinato de e, una mujer de 85 años que vivía en Brownsville, Texas.
Sin embargo, la Corte Suprema de Estados Unidos concedió este martes una suspensión de la ejecución, la cual estaba programada para las las 6:00 p.m. en el Centro Penitenciario de Huntsville, en Texas.
Retrasan ejecución de hispano en Texas
El caso de Rubén Gutiérrez comenzó en 1998, cuando fue condenado por el homicidio de Escolástica Harrison. Según los documentos judiciales, Gutiérrez había entablado una amistad con Harrison, visitándola frecuentemente en su casa rodante, donde también residía su sobrino, Avel Cuéllar.
Gutiérrez se enteró de que Harrison guardaba una gran suma de dinero en su casa, lo que lo llevó a planear un robo.
El 5 de septiembre de 1998, Rubén Gutiérrez, junto con René García y Pedro Gracia, ingresaron a la casa de Harrison. Golpearon y apuñalaron a la mujer con un destornillador, creyendo que encontrarían más de medio millón de dólares. Finalmente, se llevaron $56,000.
La autopsia reveló que Harrison sufrió fracturas en el pómulo y daño cerebral, lo que causó su muerte. Un año después, un jurado declaró culpable a Gutiérrez de asesinato capital y lo condenó a la pena de muerte.
Desde entonces, Gutiérrez ha mantenido su inocencia, alegando que no participó directamente en el asesinato y que permaneció fuera de la casa durante el crimen. Ha impugnado repetidamente, argumentando que varias pruebas de la escena del crimen no fueron analizadas.
Los abogados de Gutiérrez han insistido en que su cliente ha buscado de manera consistente pruebas de ADN que podrían exonerarlo. Sin embargo, los fiscales sostienen que la solicitud de pruebas es una táctica para retrasar la ejecución y que Gutiérrez fue condenado por pruebas sólidas, incluida su confesión.
Se salva… por el momento
Gutiérrez, originario de Fort Myers, Florida, tuvo una infancia marcada por la violencia y el abuso. Un informe de 2019 de una neuropsicóloga clínica indicó que su padre lo golpeaba y que su madre también sufría violencia. A los 13 años, Gutiérrez ya tenía problemas de drogadicción y fue diagnosticado con trastorno de estrés postraumático.
Gutiérrez ha solicitado que un sacerdote le toque el hombro y lo unja antes de su ejecución para asegurar su paso a la otra vida, un pedido que por el momento, lo salvó de ser ejecutado