Los extranjeros en el Centro de Detención de Instituto Nacional de Migración (INM) en Reynosa, Tamaulipas, también están bajo llave y son obligados a quedarse más de las 36 horas que establece la ley.
Las condiciones de encarcelamiento, extorsión y hacinamiento en las que se encuentran las familias, son similares a las de los migrantes que murieron en el incendio de la estación migratoria en Ciudad Juárez, Chihuahua, advirtieron activistas.
En la frontera tamaulipeca, los migrantes también están hacinados en albergues, en improvisados campamentos y hasta en las calles y plazas de Reynosa y Matamoros.
‘Es un campo de concentración’
En el Centro de Detención del Instituto Nacional de Migración (INM) de Reynosa se encarcela y retiene a los extranjeros hasta por meses, denunció Juan Carlos Ábrego, presidente de la Asociación de Derechos Humanos Internacionales (ADHI).
Luego de la tragedia en las instalaciones del INM de Ciudad Juárez, Chihuahua, del pasado 27 de marzo, donde murieron 40 migrantes en un incendio debido a que los dejaron encerrados en las celdas, Ábrego advirtió que las condiciones de abuso se repiten en la frontera de Tamaulipas.
En una visita al Centro, ubicado en calle Aldama, cerca del puente internacional Reynosa-Hidalgo, Reforma constató que es un «bunker» sin acceso a ciudadanos o familiares de los detenidos.
Agentes de seguridad negaron el ingreso al edificio que tiene un sótano con celdas para los migrantes.
Ábrego, quien también es abogado de migración, cuestionó que los extranjeros estén retenidos hasta meses, pese a que por ley no deben estar más que un máximo de 36 horas, y nunca incomunicados.
Los pasan al Centro de Detención, donde pueden durar tres o cuatro días», narró el defensor de los derechos humanos.
«Aunque vayan familiares a preguntar por ellos los niegan», añadió, «tengo casos de extranjeros que han sido retenidos hasta cuatro meses».
Ábrego señaló que, tras la tragedia de Ciudad Juárez, los mandos del INM en Reynosa se apresuraron a desalojar las celdas, pero el flujo migratorio sigue.
El modus operandi
Explicó que el «modus operandi» de los agentes del INM es detener a los migrantes extranjeros y luego los llevan al Centro de Detención.
Ahí, agregó, los retienen mientras investigan si tienen dinero y luego empiezan a llamarle a los familiares, en ese lapso no los dejan salir, ni hablar con abogados.
Aseguró que conoce por testimonios directos de migrantes retenidos que los tratan muy mal, casi no les dan de comer, les limitan el agua, los van desesperando para hacerlos caer en la extorsión.
La estación (migratoria) era una cárcel nazi, como los campos de concentración de Hitler», afirmó.
Fortino López Balcázar, litigante especializado en migración y presidente de otro organismo de derechos humanos, ha denunciado constantemente el estado de incomunicación en que tienen a los migrantes en el Centro de Detención.
‘Existen riesgos por todos lados’
Los miles de migrantes que están varados en Reynosa esperando que prospere su solicitud de asilo en Estados Unidos están en constante riesgo de una tragedia, señaló Héctor Silva, administrador de los albergues Senda de Vida Uno y Dos.
«Es un riesgo en todas partes del País, del mundo, lo que sí podemos hacer es estar atentos las 24 horas», dijo Silva.
«Lo que pasó en Ciudad Juárez fue algo en un salón tipo carcelario, en rejas, no queremos que suceda eso; en el albergue la gente está libre, lo que sucedió fue porque las personas estaban dentro de una celda», agregó.
Una vez, ejemplificó, un albergue tuvo que ser evacuado por su cercanía con el basurero clandestino más grande de la ciudad, que constantemente es quemado. En ese hecho 150 menores resultaron intoxicados y muchos de ellos fueron hospitalizados.
Silva recalcó que buscan tener más seguridad para que no pasen accidentes graves, pero destacó que Senda de Vida Uno tiene alojados a mil 500 migrantes y Senda de Vida Dos a dos mil.
El pastor narró que hay otros albergues nuevos con mayores carencias, por lo que espera que reciban más ayuda de la sociedad y el Gobierno para evitar tragedias.
En la Casa del Migrante de la Iglesia de Guadalupe, administrado por la Iglesia católica, hay capacidad hasta para 200 extranjeros, por lo que es más estricto en su control.
Sin embargo, los riesgos más graves están fuera de los albergues, en improvisados campamentos al aire libre.
Migrantes en los campamentos dijeron estar conscientes del peligro que corren por estar hacinados en casas de campaña endebles, que pueden ser incendiadas fácilmente, pero, afirmaron, no tienen otra opción debido a que los albergues están llenos.
Juan Antonio Hernández, hondureño que vive en una especie de casa de campaña hecha con colchas, plásticos y palos en terreno baldío de la orilla del Río Bravo, en la Colonia Aquiles Serdán, dijo que están preocupados por lo que pasó en Ciudad Juárez.
«Riesgos hay en todos lados», dijo Hernández, «nosotros quemamos la basura, pero con cuidado, vimos los videos de lo que pasó en Juárez, fue algo muy difícil, no nos queda más que encomendarnos a Dios».
Dentro de sus rústicas casas de campaña tienen colchones, colchonetas, sábanas y cobijas, y cuentan que tratan de no fumar dentro ni cocinar cerca de los plásticos que improvisan de paredes.
Juan Noé López, de la Comisión Estatal de Prevención Contra Riesgos Sanitarios, indicó que hacen inspecciones a albergues, pero no sancionan por su giro altruista, y tratan de dar recomendaciones y entrenamiento.
Es Matamoros una zona minada, advierten
Al tiempo que sube el flujo de migrantes, los riesgos aumentan, tanto de seguridad como de salud, advirtió Galdy Edith Cañas, activista de los derechos humanos.
«No sólo en los albergues tienen riesgo, sino en toda la ciudad», dijo Cañas. «Esto es una bomba de tiempo, una zona minada en la que donde pisen está el riesgo para los migrantes».
Narró que esta semana varios venezolanos que se encuentran en el campamento ubicado en la margen del Río Bravo estuvieron a punto de morir cuando una fogata, que supuestamente estaba apagada, se propagó, alcanzando varias casas de campaña en las que duermen.
La forma en que cocinan sus alimentos es con leña, y muchas veces estas ‘cocinas’ están tan cerca de las carpas que el riesgo de que se incendien es muy alto», alertó «Ya pasó con una niña, que estaba sola cuando se quemó una de las carpas y sufrió quemaduras graves», detalló.
Además, los extranjeros están expuestos a los animales peligrosos que tienen como hábitat esa zona, como víboras, ratas, arañas y alacranes.
También una gran parte de los 800 migrantes que se encuentran en el campamento, padece enfermedades.
«Tenemos a muchos migrantes con desnutrición, enfermos, con diarreas, pediculosis, problemas respiratorios y otras enfermedades que los ponen en riesgo», lamentó.
La presidenta del asociación «Ayudándoles a Triunfar» pidió a las autoridades y en especial al Comisionado del Instituto Nacional de Migración (INM), Francisco Garduño, atender a los extranjeros.
Advirtió que no se debe esperar a que ocurra una tragedia como la de Ciudad Juárez para que se corrijan las malas condiciones en las que viven, no sólo en los centros de detención, sino también en los campamentos y hasta en calles y parques.
Incluso hay migrantes en predios abandonados y hasta en una gasolinera, alertó.
«De nada sirve que (Garduño) visite hospitales o panteones», sostuvo, «lo que queremos es que esté con los migrantes, que vea sus necesidades, que vigile al personal de INM y que vea que se respeten los derechos de los migrantes», señaló.
En Matamoros y Reynosa la mayoría de los extranjeros son procedentes de Venezuela, Haití, Cuba, El Salvador, Honduras, Guatemala y Colombia.
«A ellos son a los que engañan, a quienes les quitan su dinero y hasta pueden ser privados de la libertad, sin que alguna autoridades esté al pendiente de ellos», afirmó la activista.
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Con información de Míguel Domínguez y Mauro de la Fuente.