La frontera de México con Estados Unidos de América tiene una extensión de aproximadamente 3 mil kilómetros; mientras que nuestra frontera sur es de aproximadamente mil 149 kilómetros. Se trata de distancias enormes de un territorio poroso, y con altas condiciones de inseguridad, así como de una percepción generalizada de tener gobiernos locales poco o muy poco eficaces.

En efecto, en la última Encuesta Nacional de Seguridad Pública Urbana (ENSU, diciembre, 2022), levantada trimestralmente por el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi) se dispone de datos respecto de cómo percibe la ciudadanía a las ocho ciudades fronterizas que se incluyen en ese instrumento; entre ellas, sólo dos, las de menor criminalidad e inseguridad percibida, tienen buenas calificaciones de las y los ciudadanos.

DATOS EN LA FRONTERA NORTE

De acuerdo con el Inegi, en diciembre de 2002, en el país, 66.9% de las y los mayores de 18 años declararon que consideran a los gobiernos de sus ciudades como poco o nada efectivos, esto es, dos de cada tres personas que habitan en ciudades tienen esa percepción.

Respecto de las ciudades fronterizas de la zona norte que se incluyen en la ENSU, en Mexicali se tiene un porcentaje de 61.2% de percepción de gobierno poco o nada efectivo; mientras que, en Tijuana, también en Baja California, el porcentaje es de 84.6 por ciento.

De Sonora, se incluye a la ciudad de Nogales, en la cual el porcentaje de percepción de gobierno poco o nada efectivo es de 76.7 por ciento.

De Chihuahua, se incluye a Ciudad Juárez, donde el porcentaje es de 88.2%; en Coahuila, Piedras Negras, de las mejor evaluadas, donde el porcentaje de un gobierno poco o nada efectivo es de 37.7%; mientras que de Tamaulipas, incluyen tres ciudades: Nuevo Laredo, también de las mejor evaluadas, con 36% de percepción de un gobierno poco o nada efectivo y Reynosa, donde el porcentaje es de 67.2 por ciento.

LOS DATOS DE LA FRONTERA SUR

El Inegi incluye a dos ciudades fronterizas del sur de nuestro país: Tapachula, Chiapas, donde el porcentaje de personas que considera que su gobierno es poco o nada efectivo es de 68.7%; y Chetumal, cuya frontera es con Belice, donde 68.1% considera a su gobierno como poco o nada efectivo.

OTROS DATOS DEL MAL DESEMPEÑO

Según los datos del Inegi, 22.3% de la población de Mexicali ha experimentado algún acto de corrupción con autoridades en general, y 49% en el trato con las autoridades de seguridad pública; mientras que, en Tijuana, la experiencia se ubicó en 13.3% y en 38.9%, respecto de las autoridades de seguridad.

En Nogales, la vivencia de actos de corrupción general es de 28%, mientras que con autoridades de seguridad pública es de 46.8 por ciento.

En Ciudad Juárez el primer indicador es de 17%; y el segundo, de 28.5%; en Piedras Negras, la experiencia de corrupción en general es de 11.4% y con autoridades de seguridad, 24.7%; en Nuevo Laredo, la corrupción en general se ubica en 23.1%, y con autoridades de seguridad, 59.9%; mientras que en Reynosa, los datos son de 23% y 42.9%, respectivamente.

En la frontera sur, la corrupción general en Chetumal es de 13.4% y 45.4% con las autoridades de seguridad pública; mientras que en Tapachula se tiene el dato de autoridades de seguridad, con 64.3% de corrupción que experimentaron los ciudadanos.

LA POBREZA EN LAS FRONTERAS

En Nogales, Tapachula y Othón P. Blanco (donde se ubica Chetumal), se registraron en el 2020 niveles de pobreza superiores a los que se habían estimado en el 2015. En el resto de las ciudades fronterizas, los indicadores son menores, aunque no necesariamente se tienen reducciones estadísticamente significativas en todas ellas, como en Nuevo Laredo, donde el nivel es casi similar al que había en 2010, y en Reynosa, donde hay una situación relativamente similar. Las condiciones que mide el Coneval permiten argumentar que el modelo de desarrollo, aún en contextos de un intenso comercio y alto empleo, no tiene la capacidad de reducir la pobreza la ritmo necesario para cumplir con las metas de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS). Urge pues, revisar qué más pueden hacer, y cómo podrían lograrlo, los gobiernos locales.

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GOBERNABILIDAD COMPROMETIDA

Los gobiernos locales siguen siendo el eslabón más débil de la cadena de la gobernabilidad en México. Los municipios, a pesar de su relevancia en distintos espacios territoriales, siguen estando a la deriva y sin una estrategia nacional dirigida a su fortalecimiento, y menos aún en aquellos que no sólo constituyen áreas metropolitanas en el país, sino que además forman parte de dinámicas binacionales, como son las principales ciudades fronterizas que son sede de las aduanas y puentes fronterizos más transitados, no sólo en México sino en el mundo, como son los casos de Tijuana y Ciudad Juárez.

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