El inicio de una nueva oleada de migrantes, en su mayoría provenientes de Haití y que esperan el turno para el trámite de asilo a los Estados Unidos, ha comenzado a golpear a Nuevo Laredo, Tamaulipas, advirtió la Iglesia católica.
El clero manifestó que esto se suma a la población de migrantes que hay en el municipio, tras retornar de ciudades «refugio» como Monterrey, Nuevo León.
A la fecha, Nuevo Laredo no registra albergues saturados ni ha sido rebasada su capacidad de atención, a diferencia de las otras ciudades fronterizas como Reynosa y Matamoros.
Sin embargo, en dichos municipios el número de migrantes asciende a unos 14 mil, mientras que la Secretaría General de Gobierno y autoridades migratorias estiman que este año arriben aproximadamente 17 mil más a la frontera.
Por su parte, la Diócesis de Nuevo Laredo, que administra la «Casa del migrante Nazareth A.C.», alertó de la reciente oleada que vive la ciudad.
El sacerdote, Marvin Ajic, director de dicho albergue en conferencia con el Obispo de la Diócesis, Enrique Sánchez, habló sobre el aumento en el arribo de migrantes en el 2023.
Detalló que a partir de enero se registra un alza en los ingresos diarios al refugio de la iglesia.
El año pasado, dijo, en estas fechas ingresaban de 12 a 14 migrantes, 15 cuando mucho, pero desde inicios de enero de 2023, la cifra comenzó a subir.
«Desde el mes de enero (2023) que superamos los 25, 30», puntualizó.
«Ahora en menos de 2 semanas del mes de febrero estamos atendiendo ya a 90 personas, 90 personas que van cambiando en el giro de 3 días, 90 personas que llegan en grupos numerosos de 10 o 15 y tenemos que movilizarlos de manera muy sistemática», añadió.
Del promedio de 90 migrantes que reciben, dijo, sólo 15 son connacionales y el resto son en su mayoría haitianos.
«Estamos identificando a más personas del sur de Bolivia, Venezuela y algunos de Nicaragua», mencionó.
La crisis que prevén que vivirán en el año, dijo, se refleja en que en 45 días del 2023 han recibido a más de 300 migrantes, mientras que en un período de enero a abril de años anteriores a la pandemia del Covid-19, atendían a menos de 200.
En torno a la movilidad que registra el refugio católico, mencionó que pueden salir unos 20 migrantes, pero que a la vez ingresan 15 en promedio.
A los que salen los acompañan en su cita ante la Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza (CBP, por sus siglas en inglés).
Los migrantes que reciben dijo provienen de Matamoros, Tamaulipas, Piedras Negras, Coahuila, y de varias ciudades fronterizas de otros estados.
Aunque apena comienzan a resentir la llegada de más migrantes, dijo que la casa requiere del apoyo del gobierno, sobre todo de medicinas para el control de enfermedades de la temporada como la influenza y el coronavirus por la época de frío, y que deben mantenerlos sanos, para que puedan acudir a la cita de asilo, ya que de lo contrario son rechazados y pierden la oportunidad.
También requieren de cobijas, colchones, camas, artículos de limpieza, ropa y alimentos para atender a la ola de migrantes que prevén ocurra.