A pesar de haber sido avalada por el Consejo General del Instituto Nacional Electoral (INE) con una cerrada votación de 6 a 5, la elección judicial del pasado 1 de junio ha quedado marcada por acusaciones de irregularidades que, en palabras de los consejeros electorales Martín Faz Mora y Jaime Rivera, podrían representar un grave retroceso para la democracia mexicana.

Durante una entrevista con Aristegui en Vivo, Faz y Rivera —ambos en la ajustada minoría que votó en contra— denunciaron el regreso de prácticas que consideraban erradicadas, como la manipulación de urnas; casillas “zapato” en las que algunas candidaturas obtenían la totalidad de los votos; votaciones con cifras mayores al 100 % del listado nominal y el uso masivo de “acordeones” —documentos con combinaciones específicas de nombres para votar en bloque—.

“Es preocupante que hayan aparecido prácticas que pensábamos desterradas […] algunas, incluso hasta se han recrudecido. Y en ese sentido, es preocupante cuál puede ser el derrotero que pueda tomar la vida electoral en el país, particularmente por el daño que puede haber a la integridad electoral”, dijo Faz Mora.

“Vimos aparecer boletas planchadas —que es la forma coloquial en que se les dice—, en las que son boletas que no tienen ningún tipo de doblez y que aparecen dentro de las urnas, lo cual implica que hubo una manipulación de la urna”, agregó.

El consejero apuntó que en más del 60 % de las casillas se registró una coincidencia exacta o parcial con las combinaciones contenidas en los llamados “acordeones”: “Estadísticamente, es prácticamente imposible que los electores, de manera espontánea, eligieran las mismas combinaciones de entre más de 7 mil millones de posibilidades”.

Faz Mora subrayó que, aunque legalmente el proceso fue validado, estas prácticas arrojan “una sombra de duda muy legítima sobre el voto libre y consciente”, que no debe ser ignorada. “Estamos hablando de que los acordeones son propaganda ilícita, y habrá que investigar quién la hizo, y eso llevará, por supuesto, a una serie de diligencias y de investigaciones para delimitar quiénes los hicieron. Esperemos llegar a saber”.

“Pero por lo pronto, el hecho de que en el 23 % de las casillas —es decir, en 19,336 casillas— aparecieran, en cuanto a la Suprema Corte de Justicia de la Nación, las nueve personas que exactamente quedaron, pues nos habla de que hay una acción orquestada y sistemática. Y que en 10,188 casillas haya ocho de esos nueve, y que en 9,282 haya siete de esos nueve, y que en 13,052 haya seis de esos nueve, con lo cual ya se conforma una mayoría, pues nos habla de una sombra de duda que pone en cuestión la legitimidad de esta elección”, consideró.

En ese sentido, señaló que la elección queda “muy ensombrecida” por estas prácticas, llevadas a cabo por terceros que aún no se sabe si son públicos o privados.

Lamentó que el INE no tenga atribuciones para anular elecciones, por lo que adelantó que “será el Tribunal Electoral el que tenga la última palabra” frente a las denuncias presentadas.

Una ‘acción orquestada’

Por su parte, el consejero Jaime Rivera coincidió en que la elección estuvo manchada por irregularidades graves, especialmente en estados como Chiapas, donde se identificaron urnas rellenadas y boletas sin doblar, indicios de fraude electoral. Rivera advirtió que estos hechos no solo se repitieron, sino que se multiplicaron respecto a elecciones anteriores.

“La alteración de votaciones en centenares de casillas es muy grave, pero una acción orquestada desde fuerzas poderosas a nivel nacional lo es todavía más”, alertó Rivera. Agregó que existen “demasiados indicios” de que hubo una operación estructurada para influir en la votación judicial, señalando que durante la jornada electoral se distribuyeron los acordeones en las inmediaciones de las casillas.

“El INE hizo su trabajo razonablemente bien, pero hubo fuerzas externas que actuaron para alterar la votación”, comentó.

Añadió: “Y yo diría que hay dos niveles de estas acciones para alterar la votación. Uno, podríamos decir, en la base, en algunas zonas locales donde grupos de interés —lícito o ilícito— decidieron actuar para adulterar la votación en decenas de casillas. Y el otro, que políticamente es más grave, fue una acción orquestada, con enormes recursos económicos y control político, para impulsar masivamente votaciones dirigidas”.

Advirtió que si estas acciones o este fenómeno se repitieran, se estaría “frente a un proceso de regresión a una época y a un sistema político en que no había elección democrática”.

“La legitimidad de una elección depende esencialmente de dos elementos: la libertad del voto y la autenticidad del voto. La autenticidad es que no se altere, que lo que se haya emitido por ciudadanos se cuente y se cuente bien; y la libertad, que cada ciudadano haya podido tomar su decisión de manera libre”, señaló.

“Hay demasiados indicios para concluir que el uso masivo de acordeones suplantó la decisión, y por lo tanto, la libertad de muchos, muchísimos electores y electoras”, concluyó.

Por expreso

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