En México, entre 300 mil y 500 mil personas viven con la enfermedad de Parkinson. Y cada año se registran 50 casos nuevos por cada 100 mil habitantes, informó la Secretaría de Salud.
Señaló que este padecimiento se manifiesta principalmente en los hombres y los primeros signos aparecen entre los 40 y 60 años de edad.
Los síntomas más comunes son la presencia de temblores, lentitud, rigidez muscular, cambios en la postura y el equilibrio. Disminución o lentitud de los movimientos como parpadear, sonreír o mover los brazos al caminar, así como alteraciones del habla o en la escritura y pérdida de olfato.
Aunque se trata de un padecimiento multifactorial, la pérdida de un compuesto químico del cerebro denominado dopamina, es la que provoca la mayoría de los síntomas.
“La dopamina es un componente que contribuye a la transmisión de mensajes al cerebro para controlar los movimientos del cuerpo. Ayuda a tener movimientos musculares coordinados, pero también juega un papel en el estado de ánimo”.
Cabe señalar que esta enfermedad del sistema nervioso central, tiene un componente genético o hereditario en el 15 % de los casos. Y también está asociado con la exposición a toxinas, pesticidas o metales pesados.
En el marco del Día Mundial del Parkinson que se conmemora el 11 de abril, la dependencia federal añadió que para atender a los pacientes, se brindan tratamientos integrales con atención transdisciplinaria de neurología, neuropsiquiatría, neuropsicología, terapia física y ocupacional. Y en algunos casos, intervenciones quirúrgicas, lo que, de forma conjunta, favorece la independencia en las actividades cotidianas.
IMSS BRINDA TRATAMIENTOS QUE FAVORECEN EL CONTROL DEL MOVIMIENTO
El Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) señaló que aunque la enfermedad de Parkinson no es curable, se puede controlar con tratamiento y detección oportuna.
Por lo anterior, para brindar calidad de vida a los pacientes, se prescriben medicamentos similares a la dopamina con otros fármacos que favorecen el movimiento.
Sumado a lo anterior, el Seguro Social, realiza cirugías para colocar estimuladores cerebrales profundos (DBS, por sus siglas en inglés), “que funcionan dando pulsos eléctricos a grupos neuronales que participan en la generación del movimiento y con lo cual pueden dejar de presentarse los síntomas hasta por 15 años”.