La violencia arrecia en la puerta trasera de la frontera chica, paso clave del camino migrante de México hacia Estados Unidos, y de las rutas de contrabando de drogas y armas que funcionan de sur a norte y viceversa. Este martes, el municipio de Doctor Coss, en los límites de Nuevo León con Tamaulipas, ha amanecido a la luz de las llamas de varios vehículos de emergencias incendiándose en el centro. Anoche, la Secretaría de Seguridad Pública de Nuevo León informó de la detención de dos hombres en la zona, armados con rifles de asalto, cartuchos, cargadores y estrellas ponchallanta.
La detención de estos hombres cerraba una jornada de espanto en el municipio. Antes, las autoridades habían encontrado cerca de la cabecera municipal los cuerpos decapitados de otros cuatro, vestidos, como si fuera una broma, con equipo táctico. Se ignora quiénes eran estos hombres, pero a la vista de lo ocurrido en las últimas semanas en la zona, parecen víctimas de la batalla entre dos facciones criminales activas en la frontera, una con base en Reynosa, y otra con base en Nuevo Laredo.
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Doctor Coss es un municipio pequeño, que yace a unos pocos kilómetros de la carretera que une Monterrey y Reynosa. De su cabecera parten caminos rurales que comunican el municipio con pueblos de la frontera, ya en Tamaulipas, caso de Camargo o Ciudad Mier. Desde hace años, las autoridades han informado del hallazgo de camionetas y tráileres con migrantes en la zona, cerca también de General Bravo, en la carretera a Reynosa. La mayor parte de vecinos son pequeños ganaderos o están vinculados de alguna forma al campo.
En un recorrido hace un par de años por la zona, Doctor Coss parecía tranquilo. Decenas de vecinos del municipio, que vivían en Texas, habían cruzado la frontera para cobrar subsidios y ayudas, en la explanada del Palacio Municipal. Para ir y venir del norte usaban las brechas que van a la frontera, las mismas que usa el crimen en sus andares. En un recorrido por varias de esas brechas se observaban cantidad de pintadas alusivas a los grupos delictivos de la zona, el Cartel del Golfo y el Cartel del Noreste.
Ese tipo de pintadas han aparecido estas semanas en la misma cabecera de Doctor Coss. El 15 de febrero, presuntos integrantes de la facción Metros del Cartel del Golfo llenaron de rayones el Palacio Municipal. Eran palabras sin sentido más allá de sus siglas, nombres en clave de sus líderes, una forma de marcar el territorio. Preguntado al respecto, el gobernador, Samuel García, aseguraba que blindarían la zona. “Yo espero que ya muy pronto todos los municipios que colindan con la frontera chica estén cien por ciento blindados”, dijo.
Un mes antes, un grupo de hombres armados atacó a balazos a un convoy militar que patrullaba en el municipio. Al menos un militar murió y otros dos resultaron heridos. Entonces, las autoridades señalaron al grupo contrario, el cartel del Noreste, con base en Nuevo Laredo. Según informaron, el ataque ocurrió cuando los militares circulaban camino a la cabecera, pasada la medianoche, y se detuvieron a revisar un vehículo detenido en el camino.